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Historias de impacto

Llevando esperanza | Venezuela


vz 05 17¿Cómo subsistir el día a día cuando no hay comida ni dinero, y poco a poco se acaba la esperanza que la situación mejore? Esta era la pregunta que Lorena López tenía cada día y la respuesta muchas veces no era nada alentadora.

A pesar del trabajo de su esposo, Víctor Martínez, nada alcanzaba y el día de mañana quizás no habría alimento para sus dos hijos pequeños. Estaban todo el tiempo estresados y preocupados de qué iban a comer y cómo podrían subsistir.

Para muchos venezolanos está es su realidad y una de las mayores preocupaciones y presiones que tienen cada día. En Brisas del Mango, donde vive está familia, la situación no es diferente. A muchas familias el sueldo no les alcanza para comprar lo necesario porque los costos son demasiados altos o porque no encuentran lo que necesitan, pero ¿cómo puede la iglesia impactar esta realidad?

“Llegaron a mi casa a visitar y me preguntaron si quería escuchar de la Palabra de Dios, y si me podían visitar”, cuenta Lorena, “les dije que sí, pero pensé que no iban a venir ya que en ocasiones anteriores había pasado lo mismo con otras personas y nunca llegaron.

Empezaron a visitarla cada fin de semana y hablarle de Jesús, a leer la Palabra de Dios y un día le preguntaron si quería aceptar a Cristo y ella dijo que sí. Para Lorena, Cristo llegó en el momento justo porque debido a la situación del país, ya no aguantaba más. Lloraba por las noches porque todo era tan estresante y tan pesado. Y aunque la realidad en Venezuela sigue siendo la misma, Lorena siente que con Cristo en su vida, ella tiene esperanza cada día.

También para Víctor, su esposo, la carga era demasiada pesada de llevar pues su trabajo parecía irse como el agua entre las manos y aunque se esforzara no era suficiente. En medio de esto, él escuchaba las palabras de esperanza que Lorena compartía con él.

Cuando lo invitaron a la inauguración de la iglesia, él le dijo a su esposa que iría sólo por la comida que iban a compartir después del servicio, pero cuando estuvo ahí supo que Dios le había estado hablando tiempo atrás. “Cuando estuve en ese culto recordé un sueño que tuve donde habían varios niños y estábamos reunidos, ahí me di cuenta que la iglesia era ese lugar en mi sueños y fue cuando me dije que esto era de Dios”.

Tanto Lorena como Víctor han aceptado a Jesús como su salvador, y se han bautizado, siendo los primeros creyentes de esta nueva congregación. Para ellos no sólo es la única iglesia en Brisas del Mango sino que también es donde han encontrado esperanza en medio de las difíciles circunstancias. También han recibido fortaleza por medio de la oración, el discipulado y el amor de Dios. Esto ha transformado su realidad.

Consuelo en medio del dolor

Ecuador Sofia Terremoto 16
“Lo que hay es melancolía y desesperación, pero quien puede darles consuelo en medio de eso es Cristo y llenar su vida con la Palabra de Dios”, asegura Sofía Escobar, plantadora en Arenillas, refiriéndose a las personas que fueron afectadas por el terremoto en Ecuador, el 16 de mayo del 2016.

Ella no puede evitar derramar lágrimas al recordar lo ocurrido y sobre todo al sentir el dolor de quienes perdieron a sus esposos, esposas o hijos. Sofía ha trabajado en esa zona desde hace algún tiempo y recuerda que no toda la gente estaba abierta al Evangelio, pero aquella noche algo cambió.

“En Arenillas sentimos el terremoto muy fuerte, y pensamos que fue en Perú y nos asustamos mucho”, relata Sofía sobre esa noche, “la gente también estaba asustada y fue a pedir oración a la Iglesia donde nos encontrábamos y cuando supimos que fue en Ecuador, nos entristeció. Hicimos oración en la calle y realmente la gente está muy tocada, y cuando pudimos ver lo que paso en las noticias, fue impactante ver que muchas almas se fueron sin Cristo y era como que Dios nos estaba haciendo acuerdo a la iglesia de qué estamos haciendo o qué nos hemos olvidado de cumplir la Gran Comisión y lloramos mucho”.

Pero para Sofía, a pesar del dolor, esa fue una oportunidad que Dios presentó para acercarse a otros. Junto con su iglesia se movilizaron y lograron reunir varias provisiones para las personas que fueron afectadas. “También trajimos Biblias donde más pudimos. Trabajamos con mujeres maltratadas y abandonadas. Valió mucho porque tuvimos que trabajar y darles un abrazo a esas mujeres que perdieron a sus hijos y esposos”, agrega.

“Otra oportunidad que tuvimos”, cuenta, “fue que uno de los hijos de una señora que es cercana a la iglesia, murió en el terremoto y cuando supimos la noticia, fuimos a su hogar, dimos aliento y fortaleza e inclusive ayudamos con alimento y aunque no representaba mucho al ver la situación, eso nos dio una apertura de llevar el Evangelio y ellos aceptaron a Cristo. Son cinco personas que aceptaron a Cristo”.

Para Sofía el terremoto en Ecuador es algo que muchas veces no se entiende, “pero Dios usa motivos y circunstancias para traer a conciencia la gente y movernos a nosotros como Iglesia para salir y ver donde está le necesidad. Entonces ahora estamos trabajando con más énfasis. A través del trabajo que la iglesia hace, si la canalizamos bien y perseveramos, creo que ganaremos todo Ecuador”, asegura Sofía.

Preparados para avanzar

Francisco SV 17¿Cómo puede el entrenamiento en la plantación de iglesias impulsar a un obrero en su llamado a la Gran Obra? Francisco Alvarado, salvadoreño,  cuenta que por su contexto, él no tiene preparación escolar superior ni mucho menos un grado universitario. “Apenas aprendí a leer”, dice él, y ese ha sido uno de sus principales temores, su falta de preparación académica.

Para él la plantación de iglesias ha sido una puerta que confirmó su llamado a la Obra de Dios y también el vencimiento de su mayor temor, enseñar a otros. Por medio del entrenamiento con la Red de Multiplicación, él fue invitado a participar en el programa de plantación de nuevas iglesias y tomar los 12 módulos de entrenamiento. “Me sentí emocionado que podía participar en el proceso y agradecido de poder hacerlo”.

“Se me fue el miedo de estar delante de un pueblo. Mi mente se despertó a enseñar a otros, por ejemplo siguiendo lo que hacía Pablo que era enseñar a uno, lo dejaba y se iba a plantar otra iglesia. Le estoy enseñando eso también a la gente donde ahora estamos trabajando para que sea consciente que debe aprender y crecer”.

Para Francisco la plantación de iglesias no ha sido sólo una forma de entrenamiento sino también el desarrollo de herramientas que le han permitido acercarse a compartir el evangelio y discipulado con las personas de su comunidad, en Tilapa.

Su estrategia en la plantación

Un factor importante para este plantador ha sido la oración constante y éste ha sido su método favorito de evangelismo, es decir, poder orar por la gente enferma y decirles que Cristo es quien los puede sanar si creen. Muchos han conocido a Cristo por medio de la oración. Ahora también están siendo discipulado por Francisco.

Aunque han intentado menguar el autoestima de Francisco diciéndole “ese es un trabajador del campo, analfabeto que no sabe nada y la gente le está haciendo caso”. Este plantador sabe que las mismas circunstancias vivieron los apóstoles. “Me gozo en el Señor porque esas personas que hablan mal de uno y andan como enojadas, necesitan de Cristo”, dice él.

Francisco sigue el ejemplo de Cristo y ayuda a aquellas personas cuando lo necesitan. “Ahora ellos ven que no pueden oponerse a lo que Dios hace, siempre les digo que es mucho lo que Dios puede hacer y un ejemplo es mi vida. Yo no quería saber nada de él. Les entiendo porque fui una de esas personas”, asegura él.

Este plantador tiene la convicción firme y segura que no importa los problemas o las dificultades, “yo sé en quien confió” es lo que le dice a todas las personas que tratan de amedrentarlo con miedos como la inseguridad que representa plantar iglesias en El Salvador. “Cuando tengo que salir y me dicen que ahí andan los hombres malos, me siento feliz y no tengo ningún miedo. Esos son los beneficios que vienen de parte de Dios”, agrega.

Francisco anhela seguir llevando el Evangelio a más lugares, seguir orando por aquellos necesitados y enfermos, pero también quiere preparar a más obreros que como él pueden compartir a otros de Cristo y ver sus maravillas en las vidas de tanta gente necesitada de salvación.

Amor por los no alcanzados

Irina SvIndira López empezó a plantar una nueva iglesia en Las Placitas, comunidad ubicada en Olocuilta, El Salvador, donde cuenta que sólo había una iglesia. “Vi la necesidad y en ese momento estábamos aprendiendo en la iglesia algo distinto, sobre todo a cómo plantar iglesias y compartir con otros el Evangelio”, cuenta Indira, quien al empezar a compartir se dio cuenta de la gran necesidad que tenía esta comunidad del Evangelio.

“La mayoría eran católicos y cuando empezamos a visitar, muy pocos querían escuchar y decían que ya no les visite, pero cuando tuvieron problemas, ellos supieron a donde ir”. Esta plantadora también ha sido testigo del cambio transformador de la gente de la comunidad y que ahora es parte de la nueva iglesia y cuenta que aquellos que dijeron no en un principio, son los que más firmes están y quienes a pesar de las dificultades, siguen avanzando.

Aunque ser plantadora en el contexto de El Salvador, donde la inseguridad y la violencia están presentes cada día, Indira dice confiada que en su labor de compartir la Palabra de Dios con otros, es Dios quien la respalda, dándole esa paz y seguridad para avanzar con la Gran Obra.

Ella afirma que para Dios no hay nada imposible, pero es necesario que quienes estén en la Obra pidan a Dios ese amor por los que no han escuchado de Cristo. Ella cuenta que antes de conocer a Cristo, siempre quiso que alguien le invitará a la iglesia pues veía que quienes salían de ahí se veían distintos.

Aunque Dios le estuvo hablando por otros medios, y cuando su madre enfermó y estuvo a punto de morir, Indira recordó que alguna vez escuchó en el mercado decir a un predicador que no importaba la situación en la que se encuentre, que clamara a Dios con todo su corazón y Él la oiría. Así fue, cuando todos dieron por muerta a su madre, ella se levantó y volvió a la vida. Desde entonces Irina decidió con todo su corazón seguir y servir a Cristo.

“Nada es imposible si me someto a la voluntad de Dios. Uno a veces va y se queda esperando porque parece que nada sucede, pero de ahí orando y diciendo, Señor mueve algo en esta persona, que no se quede y eso pasa”, dice Irina al referirse a su motivación para la plantación de iglesias.

Anunciando el Evangelio

 

Arcelia MX
 
Arcelia Peña Ramos es muy conocida en la Tonalá, Jalisco, México. Hace unos meses atrás empezó a desarrollar la visión que Dios le había dado de plantar una iglesia en esa zona, compuesta por 6 barrios, y que es conocida por tener muchas privaciones sociales, y donde varias familias sufren los estragos de la drogadicción, prostitución y alcoholismo.

“Al principio”, cuenta Arcelia, “recibimos mucha agresión y desprecio”, pero tenía la visión de presentar el Evangelio a pesar de los desafíos. Ella perseveró y evangelizó de manera personal y hasta en las plazas, en las calles y donde le permitieron hacer evangelismo infantil.

 
“Cuando nos vieron que entrabamos con un programa de amor y ayuda a la familia, fuimos aceptados”, asegura esta plantadora quien no sólo comparte del amor de Cristo sino los cambios y la libertad que trae una nueva vida en Él.
 
 
Una vez que fueron abiertas las puertas, la Iglesia Cristiana Renovación de Pactos, de las Asambleas de Dios en el Distrito Occidente, pudo establecerse en medio de esa zona e seguir impactando a esta comunidad a través de la luz de Cristo.

“Fundar iglesias tiene bastante trabajo”, agrega, “pero también mucho desarrollo porque las familias necesitadas reciben esa enseñanza. Estamos claramente aplicando la doctrina de Jesucristo que recorría las calles y hablaba en sus entornos. Así es como estamos trabajando. Aplicando el Evangelio de Jesucristo”.

Uno de los resultados de la Obra de Cristo y de la perseverancia en ha sido ver como la plantación de iglesias ha favorecido que sean las personas que han sido transformadas por el Evangelio las que ahora se muestran interesadas en ayudar a sus propias familias y desean traer a otros al Evangelio de Cristo, asegura Arcelia.

    El trabajo no se detiene

Para Arcelia Peña la enseñanza que recibió en la plantación de iglesias favoreció su ministerio ya que asegura que pudo observar los cambios en los que se involucra el establecimiento de la iglesia.

“El trabajo recibido en los módulos de plantación ha permitido ver que hay bastante por hacer para formar con disciplina y con doctrina, e ir implementamos lo necesario de acuerdo al contexto. Es difícil, pero no imposible”, asegura.

Por esta razón Arcelia ha empezado a tomar de entre las personas que son parte de la iglesia, a aquellos en quienes ve cualidades de ministerio y han empezado a ser entrenados en los principios de plantación de iglesias.

El trabajo y los resultados a través de la plantación de iglesias no sólo han motivado el desarrollo de nuevos líderes sino el desarrollo de programas sociales como propuesta de la iglesia para seguir impactando la comunidad en donde están. “Queremos que conozcan del Evangelio y sean familias completas y restauradas para el Señor y que nos ayuden a alcanzar a otros. La única opción es ayudarlos a salir de ese ambiente para que más allá de las tradiciones ellos encuentren la paz de Cristo”, agrega Arcelia.

 

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